Los equipos del IMS trabajan arduamente para preparar el circuito de cara al invierno

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El Indianapolis Motor Speedway brilla con una estética impecable cuando las puertas se abren oficialmente en mayo de cada año. Desde el olor del aire fresco de primavera hasta ver el césped verde y exuberante y la pintura fresca en las estructuras, el IMS debe estar listo para recibir a cientos de miles de fanáticos cada año.

Pero la extensa propiedad de 963,4 acres (390 hectáreas) no cobra vida cada primavera sin un mantenimiento adecuado meses antes.

Puede que sea temporada baja para las carreras, pero es temporada de proyectos para el equipo de infraestructura de IMS.

“Hay cambios notables desde ahora hasta marzo” explicó Tyrone Garrison, vicepresidente de infraestructura en IMS. “Los datos que se están recibiendo en este momento afectan el resultado del año próximo”.

IMS también cuenta con un campo de golf de 18 hoyos diseñado por el famoso arquitecto de campos de golf Pete Dye. Cuatro hoyos del campo de golf Brickyard Crossing se encuentran en el sector interno del óvalo, mientras que los otros 14 hoyos están adyacentes a la recta trasera.

Entre el campo de golf y varios estacionamientos de césped dentro y fuera de la pista, garantizar que todas las áreas permanezcan en buenas condiciones requiere mucha atención.

“Todo queda rociado”, dijo el superintendente de terrenos de IMS, Jason Stewart.

Hay más de 600 acres (240 hectáreas) de césped entre el campo de golf, los estacionamientos y las áreas verdes entre los caminos internos. Todas ellas requieren ser rociadas con herbicida y prevención contra la hiedra venenosa, además de que 30 de los acres de césped están siendo resembrados.

Para mantener una superficie tan grande de césped en buenas condiciones durante los meses de verano se necesitan más de 5000 aspersores. En esta época del año, es necesario retirar el agua de estos aspersores para evitar que se congelen, ya que el clima de Indianápolis es más frío y el trazado de Indiana Central no es inmune a los efectos del invierno.

“Nunca se detiene realmente, especialmente desde el punto de vista de las instalaciones”, dijo Garrison. “No tenemos un descanso”.

Casi el 75 por ciento de la infraestructura de IMS está expuesta al clima. Más de 3000 instalaciones necesitan ser acondicionadas para soportar las bajas temperaturas, la nieve y el hielo.

Los equipos de mantenimiento apagan y vacían todos los urinarios, bebederos, inodoros y grifos. Se corta el suministro de gas y electricidad.

Los trabajos no se detienen en IMS cuando llegan las temperaturas gélidas.

“La profundidad de la helada nos permite hacer otras cosas” comentó Stewart. “Si hay una helada profunda, podemos llevar equipo más pesado al campo de golf y seremos más efectivos a la hora de quitar árboles y podar. Todo tiene que ser delicado si el suelo permanece descongelado”.

Las superficies de carrera del óvalo de 2,5 millas (4.022 mts.) y el circuito mixto de 2,439 millas (3.924 mts.) y 14 curvas también requieren una vigilancia atenta durante los meses de invierno. Después de todo, ese es posiblemente el aspecto más importante del complejo. Sin una superficie de carrera, no hay carreras. Sin carreras, las puertas no están abiertas.

Las superficies de carreras de asfalto reaccionan de la misma manera que las carreteras normales en los meses de invierno, con condiciones que permiten la amenaza de grietas y baches.

Lo que diferencia al IMS de las carreteras es que muchos de los 3,2 millones de ladrillos originales todavía están debajo del asfalto, lo que crea desafíos adicionales.

“Aún tenemos los ladrillos originales debajo, por lo que esta cosa actúa de manera muy diferente a una carretera tradicional” continuó Garrison. “Se mueve y hay áreas que sabemos que se moverán varios centímetros”.

El equipo de mantenimiento elige reparar las áreas problemáticas a mano en lugar de utilizar equipos grandes.

“Literalmente tenemos gente ahí afuera arrastrándose sobre manos y rodillas con botellas de ketchup llenando grietas”, dijo Garrison.

Esa atención al detalle es la razón por la que IMS siempre está lista para recibir a más de 300.000 aficionados a las carreras el último domingo de mayo. Si bien la primera edición de las 500 Millas de Indianápolis se celebró en 1911, el recinto abrió sus puertas en 1909. Mantener una catedral que se acerca a los 116 años es una tarea que Stewart, Garrison y su equipo de 30 miembros, 15 a tiempo completo y 15 de temporada, no dan por sentado.

“Todos los años queremos mejorar este lugar. Cada vez que alguien aparece aquí, ya sea que lo notes o no, queremos que el lugar tenga la sensación de que está mejorando y evolucionando” concluyó Garrison.

Texto original: Eric Smith, indycar.com